Recetas de mermeladas naturales
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Desde sus orígenes, las mermeladas han constituido un medio efectivo para conservar frutas durante todo el año, permitiendo comer estos alimentos aún fuera de su temporada.
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Si bien muchas personas deciden evitarlas por su gran contenido de azúcar, ofrecen beneficios que podrán limpiar la imagen de este eterno acompañante de las tostadas.
Beneficios de la mermelada natural
No necesita conservantes, ni aditivos, ni colorantes. Es completamente natural.
El consumo recomendado de fruta es de 5 raciones diarias.
Aunque en la cocción de las frutas éstas pierdan algunas de sus propiedades, ciertas vitaminas perduran, al igual que las antocianinas (pigmentos del grupo de los flavonoides a los que se deben los colores rojo, violeta o azul de las frutas y vegetales, y cuyas propiedades abarcan la prevención de enfermedades coronarias, efectos antiinflamatorios, acción antioxidantes etcétera).
En la elaboración de las mermeladas se aprovecha toda la pulpa de la fruta (en algunos casos incluso se utiliza la piel), por lo tanto poseen altas cantidades de fibra, lo que beneficia el tránsito intestinal y la limpieza de toxinas, además de dar saciedad.
Posee un alto valor energético gracias a su aporte de glucosa. Esto hace de la mermelada un elemento ideal en los desayunos para empezar el día con energía.
No contiene grasas.
Ingredientes básicos
Fruta: Es la materia prima de las mermeladas. Conviene utilizar aquellas que se encuentran en temporada, y deben usarse lo más frescas posibles y en su punto justo de maduración. Antes de cocinarlas es preciso lavarlas muy bien, evitando que se rompan. También pueden usarse verduras como tomate, zanahoria o calabaza.
Azúcar: funcionará como conservante natural. Debe calcularse un mínimo de 700 g de azúcar por cada kilo de fruta aunque, según la receta y la acidez de las frutas elegidas, dicha cantidad puede variar. En general se utiliza azúcar blanca, si bien también se puede optar por la morena o de caña, por miel, melazas de cereales, siropes o stevia.
Limón: muchas recetas de mermeladas incluyen una pequeña cantidad de zumo de limón para compensar la escasa acidez de ciertas frutas (como peras, higos o fresas). Además, funciona como conservante y evita que las frutas se oxiden.
Sal: suele usarse para contranestar el sabor amargo de ciertos cítricos (por ejemplo, el pomelo). Para tal fin, se deja la fruta en remojo con agua y sal.
Pectina: esta sustancia está contenida naturalmente en las frutas y es fundamental para que la mermelada espese. Otra opción es usar un 75% de frutas en su punto de maduración y un 25% de la misma fruta pero no del todo madura. Asimismo, existen preparados comerciales de pectina.
Si quieres preparar tu propio extracto de pectina, lava y corta en trozos 1 kilo de manzanas verdes bien firmes, sin pelar y conservando el corazón y las semillas. Cocínalas a fuego lento en 1 litro de agua durante 50 minutos, o hasta que se deshagan. Luego es preciso colar y escurrir la pulpa en un colador, ayudándote con una espátula, hasta que quede seca. Por cada kilo de fruta que precise complemento de
pectina, puedes usar 150 mi de este extracto.
Procedimiento general
Seleccionar las frutas, lavarlas y quitarles las partes estropeadas. Según la dureza de la fruta elegida, se cocinarán enteras o troceadas. Es muy frecuente que la noche anterior a la elaboración de la memnelada, se deje macerar la fruta con azúcar para que libere su zumo. E Cocinar a fuego lento con la mínima cantidad de agua necesaria.
El tiempo de cocción dependerá, una vez más, de la fruta escogida. Cuando ésta esté blanda, agregar azúcar y disolver bien.
Seguir cocinando durante 10 o 20 minutos más, hasta que la mezcla tome cuerpo. Remover siempre para que no se pegue.
Echar una cucharadita de la mermelada en un plato frío: si se adhiere a este, está lista. Si se desliza, cocinar un poco más.
Apagar el fuego y volcar la mezcla en tarros de vidrio, llenándolos casi por completo, y tapar muy bien. Para tener en cuenta: antes de guardar la mermelada en los tarros, hervir los envases durante 10 minutos y dejarlos secar boca abajo sobre papel de cocina o sobre un paño limpio, para esterilizarlos. No usarlos hasta que estén completamente secos.
Mermelada con stevia o fructosa. Una alternativa natural al azúcar
El alto contenido de azúcar de las mermeladas puede desanimar su consumo. Es por esto que actualmente están a la venta mermeladas que se valen de la stevia para endulzar estas preparaciones.
La stevia es considerablemente más dulce que el azúcar, por lo que puede usarse en menor cantidad. Asimismo, no posee calorías, mejora la tolerancia a la glucosa y tiene efectos beneficiosos sobre la presión arterial.
Receta de mermeladas naturales
Mermelada natural de melocotón
Ingredientes
1 kilo de melocotones
1 k de azúcar o stevia
Preparación
Cortar los melocotones y ponerlos en un recipiente con el azúcar. Tapar, llevar a la nevera y dejar macerar durante la noche, para que la fruta libere su zumo.
Al día siguiente, cocinar todo en una olla a fuego lento, alrededor de 90 minutos,
Remover con una cuchara de madera, y retirar la espuma que se vaya formando en la superficie.
Cuando espese, retirar del fuego y envasar en frascos previamente esterilizados.

Mermelada natural de tomate
Ingredientes
1 kilo de tomate
1 limón (zumo)
750 g de azúcar
Preparación
Poner 1 k de tomates en agua hirviendo y dejarlos 30 segundos. Al sacarlos, mojarlos B con agua fría, pelar con las manos, cortarlos por la mitad y retirar las semillas.
En un recipiente, incorporar las pulpas de tomate, el zumo de 1 limón y 750 g de azúcar. Dejar reposar en la neveTa durante 12 horas.
Al retirarlo, añadir un clavo de olor, y llevar al fuego. Cocinar durante 50 minutos a fuego moderado y remover cada tanto para evitar que se pegue. Cuando la mermelada haya tomado consistencia, retirar del fuego y envasar.o
Recomendaciones
En el mercado se ofrecen mermeladas en las que la sacarosa es sustituida por la fructosa, un carbohidrato que naturalmente se encuentra en las frutas y en la miel, y que da a la preparación un sabor dulce.
Si bien no presenta grandes diferencias con las mermeladas comunes en cuanto a su aporte calórico, aquellas que contienen fructosa en lugar de azúcar son aptas para diabéticos, dado que no causan cambios bruscos en los niveles de glucosa en sangre.,
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