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El agua: Bebida saludable y vital

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No sabe a nada, no tiene color ni olor y aún así, cuando la sed ataca, no hay nada que nos sepa más delicioso que un chorro de agua helada.

La vida es agua; sin agua no hay vida. Así de simple. El hecho de que el agua constituya alrededor del 60 por ciento del peso corporal en los hombres y cerca del 50 por ciento en las mujeres prueba lo importante que es este líquido.

Bebida básica

El agua es el componente principal de los seres vivos. De hecho, se pueden vivir semanas sin alimento, pero sólo se sobrevive unos pocos días sin agua. El cuerpo humano tiene un 75 por ciento de agua al nacer y cerca del 60 por ciento en la edad adulta. Aproximadamente el 60 por ciento de esta agua se encuentra en el interior de las células y el resto es la que circula en la sangre y baña los tejidos.

El agua es el medio a través del cual se comunican las células de nuestros órganos y por el que se transporta el oxígeno y los nutrientes a nuestros tejidos y es también la encargada de retirar de nuestro cuerpo los residuos y productos de desecho.

Como si fuera poco, este maravilloso líquido es esencial para la digestión, para regular la temperatura corporal y la absorción del oxígeno en los pulmones y para la eliminación de los desechos a través del sudor, la orina y las heces. Además, sirve como lubricante entre los huesos y en los ojos y es fundamental para la salud de los riñones y de la vejiga urinaria, ya que permite diluir en la orina el calcio que ingerimos, el cual, en caso de acumularse, puede producir piedras en el riñón. Igualmente, el agua es imprescindible para la actividad cerebral y el correcto funcionamiento del sistema nervioso.

El hombre, como animal de sangre caliente, tiene que mantener su temperatura interna constante. Para eliminar calor corporal, el método utilizado es la secreción de sudor, que es posible gracias a la capacidad de evaporación del agua.

El agua que ingresa en el cuerpo se pierde a través de la orina, la piel, la respiración y la defecación. Por la orina excretamos algo más de un litro diario, y este camino es fundamental para eliminar determinados productos resultantes del metabolismo, especialmente la urea, producto final de la degradación de las proteínas. Cuantas más proteínas incluya una dieta, más agua se requerirá para expulsar los desechos que se generan.

Otra pequeña cantidad de agua se pierde por medio de la piel en forma de sudor, el cual es producido por las glándulas sudoríparas. A menudo, esta sudoración es invisible, pero en condiciones normales se secretan entre0,5 litros y0,7 litros al día. Por último, la pérdida de agua a través de la respiración y de las heces asciende aproximadamente a0,4 litros diariamente.

Dosis diaria

Como norma general, deberíamos beber agua en los intervalos entre comidas, entre dos horas después de comer y media hora antes de la siguiente comida. Está especialmente recomendado beber uno o dos vasos de agua pura al levantarse; esto para conseguir una mejor hidratación y activar los mecanismos de limpieza del organismo.

Lo recomendable son unos ocho vasos de agua al día, o tal vez un par de botellitas de medio litro. Tampoco se olvide de las frutas, los refrescos, las sopas, y cualquier otra opción donde el agua pueda estar presente.

Hay quienes intentan tomarlos todos de una sola vez. Si no tiene el hábito, posiblemente termine odiando este precioso líquido. Así que lo mejor es recurrir a un envase para llenarlo cada vez que se acabe.

No espere a la sed

En los días más soleados o de mayor actividad física, el organismo pierde más líquidos y con esa pérdida de agua, el cuerpo reduce su capacidad para regular su propia temperatura. Por eso es tan importante hidratarse constantemente.

Es cierto que no siempre sentimos sed, pero es importante estar siempre atentos a señales como la boca reseca. ¡A veces hasta el instinto de beber se pierde cuando una persona se está deshidratando!

Con la edad, la capacidad del organismo de sentir sed se deteriora. “Por eso no tenemos que esperar a que nos dé sed, porque puede ser que el cuerpo esté necesitando agua, pero no nos los diga.

Un cuadro de deshidratación se acelera en condiciones de humedad, altas temperaturas y ejercicios.

Se estima que una pérdida del 2 por ciento del agua corporal supone la pérdida del 20 por ciento de la energía física. El agotamiento se acelera con la pérdida de líquido, y cuando se pierde el 20 por ciento del agua del organismo, se eleva el riesgo de sufrir complicaciones graves.

Algunos síntomas de la deshidratación son:

Sed
Resequedad de las mucosas y la piel
Sensación de ardor y acidez gástrica
Somnolencia
Fatiga extrema
En casos graves, se presentan ojos hundidos, pulso acelerado, descenso de la presión arterial, fiebre, retención de líquidos —por lo que algunos órganos, como los riñones, comienzan a fallar hasta llegar al colapso y provocar la muerte—.

En cuanto a los “sustitutos” modernos del agua, como algunas bebidas hidratantes, estas presentan altas concentraciones de sodio y electrolitos, que pueden sobrecargar a la persona y causarle una congestión. Aunque pueden ser buenas opciones momentáneamente, no hay nada como la bebida original.

¿Baja peso?

Hay quienes se aferran al agua como un acelerador para perder peso, lo cual no es necesariamente cierto.

El agua no adelgaza ni engorda, no se le pueden atribuir propiedades mágicas. Lo que sí es cierto es que tomar agua fuera de tiempos de comida ayuda a controlar esa ansiedad repentina que tenemos de comer algo dulce a media tarde o picar algo en las mañanas.

De alguna forma, el tener agua en el estómago nos distrae de esa sensación engañosa de “hambre” que nos hace visitar la refrigeradora una y otra vez en busca de antojos. Así que si desea bajar unas libritas, le recomendamos que haga la prueba. Se dará cuenta de que no necesariamente lo que sentía era hambre, sino ansiedad.

Recomendaciones saludables

La botellita se puso de moda, pero al fin y al cabo es una moda saludable. Lleve consigo su botellita de agua, y procure ingerir de1,5 a 2 litros diarios de agua.
Si es verano y practica ejercicio, ingiera un aporte extra de agua, aunque no sienta sed.
Las dietas ricas en grasas y proteínas requieren más líquido para eliminar sus restos metabólicos, ya que estos alimentos contienen menos agua que otros productos.
Quienes padecen cálculos de riñón, arenillas o infecciones urinarias, deben beber más líquido.
Cuidado: el café, el alcohol, el té y otras bebidas similares son diuréticos e incrementan la eliminación de líquido por la orina.
Las infecciones, fiebre, vómitos y diarrea ocasionan una acelerada pérdida de líquidos que hay que reponer con rapidez, especialmente en el caso de niños y ancianos. Un suero puede ayudar a restablecer el líquido necesario.
¿Quiere verse joven? Entonces beba agua. La falta de agua afecta todo el organismo, pero se ensaña en contra de la piel. Si se hidrata correctamente, su piel se mantendrá más joven y sana. La diferencia es notoria.

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